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En el siglo dieciocho a Venecia se la llama “la ciudad de las máscaras”: la gente se disfraza durante seis meses, lo que dura el Carnaval. La ciudad se transforma: en la magnificencia su decadencia no tiene igual . Venecia acoge gentes procedentes de occidente y de oriente, nobles, intelectuales o aventureros que invaden plazuelas, plazuelillas, calles y la misma Plaza de San Marcos. Quince teatros funcionan en Venecia durante el periodo de Carnaval. Un grupo de Señores mantiene la suerte de la Serenísima, mientras los Barnabotti, nobles caidos en desgracia, discuten sobre sus perdidos privilegios y se dejan maniobrar a cambio de favores.
En tal situación se enmarcan las fiestas venecianas que Watteau había transfigurado en sus pinturas. Gabriele Bella nos presenta en sus cuadros naïf momentos de vida venecianos llenos de agradable veracidad .
En la “Sensa”, la fiesta de la Ascensión , se ve al Bucintoro, grande galea de oro que domina una multitud de barcos y góndolas, celebrar en el mar la ceremonia del “Matrimonio del Mar”. En tierra la fiesta prevé la feria en la Plaza de San Marcos, en el hemiciclo de madera colocado por última vez en 1777 por el arquitecto Maccaruzzi. El Centro del Carnaval es la celebración del Jueves Gordo. En la plaza pequeña de San Marcos (la que se asoma al mar) se coloca la gran Macchina (un imponente artilugio) que acoge una orquesta y de la que se disparan los fuegos de artificio que cierran el espectáculo. Desde el Campanario de S. Marcos desciende la “colombina” a través de la soga que conduce a la logia Foscara en el Palacio Ducal, donde el Dux, asomado está preparado para recibir flores y poesías.
Entre sonidos alegres de flautines, trompetas y tambores, se desarrollan las maravillas de los equilibristas de las “Fuerzas de Hércules” , pirámides humanas formados por los Nicolotti y Castellani, facciones adversarias del pueblo veneciano, que hasta el inicio del sigloXVIII combatieron batallas furibundas sobre los ríos de S. Fosca y S. Barnaba, armados con cañas y puños.
En el sigloXVIII durante el Carnaval eran populares las casetas de los charlatanes , los astrólogos, sacamuelas, la adivina, el teatro de marionetas, los cantantes, los echadores de cartas, los embaucadores e improvisadores de espectáculos.
Las exhibiciones que han tenido más éxito son las de la caseta del león , del gigante irlandés Magrat y del rinoceronte , inmortalizadas en sus pequeñas obras de arte por Pietro Longhi. Otra exhibición que ha tenido éxito es la del “Mundo Nuevo” , protagonista de una obra de arte de Giandomenico Tiepolo.
Una escena teatral de gran efecto, punto álgido de las ceremonias de la nobleza veneciana, es la coronación del Dux tras su elección, en la Escalera de los Gigantes del Palacio Ducal. Efectuada la lectura de la Promesa y el juramento de mantenerla, entre aplausos y gritos de estímulo, el miembro más joven del Consejo pone en su cabeza el “Camauro de Rensa” en tela de Reims; sobre este gorro particular, el consejero más anciano posa la “Zogia”, el Cuerno Ducal.
En el día de S. Roque , el Dux, rodeado de procuradores y senadores de la República, iba de visita a la iglesia y a la Escuela del homónimo santo donde se celebraba la anual feria de los pintores. Un bello cuadro de Canaletto nos muestra al Dux, entre dos alas de pueblo, en la plazuela de S. Roque, bajo un toldo preparado expresamente.
La gama de diversiones en Venecia es vasta. El juego predomina sobre todos y sobre todo. Este prosigue día y noche y el Consejo Mayor al final lo prohíbe, después de haberlo descrito como “solemne, continuo, universal, violento”.
En el siglo XVIII, el Ridotto (casa de juego) de Ca' Dandolo es símbolo de Venecia por su magnificencia, elegancia y fama y el pintor Bella lo ilustra detalladamente. Este Templo de la Fortuna, en una ciudad que ahora ya adora sobretodo el oro, está abarrotado de mujeres y caballeros disfrazados. Alguna mujer con vestidos populares acompaña y sirve a la patrona.
En las plazuelas y plazuelillas se organizan en Carnaval fiestas de baile. Es gente con ganas de divertirse y para esto son suficientes pocos instrumentos musicales.
El largo período de penitencia y de la Cuaresma es interrumpido por una fiesta popular llamada la “Sierravieja”, representada por Bella. Sobre un escenario erigido en el centro de la plazuela, un fantoche es ataviado con un vestido popular veneciano. El fantoche, representado como una vieja decrépita, se identifica con la Cuaresma, a la que se juzga. Al final del juicio es condenada y segada en dos entre el estrépito y sonidos de flautines, trompetas y tambores. Del fantoche dividido caen dulces y fruta sobre el público.
Una fiesta cruel es la “Caza del Toro”, una especie de corrida con perros que se daba en algunas plazuelas de Venecia, entre las que enumeramos S. Jeremías y San Polo.
En la ciudad se divierten; el juego del balón necesita sólo cuatro jugadores y se puede llevar a cabo en cualquier lugar público. De vez en cuando alguien del público o alguien de paso es golpeado “a muerte” por un balonazo. Se apuesta entre estrépitos y gritos sobre los partidos, se incita con ásperas blasfemias y vulgaridades y esto induce a los Ejecutores de la Blasfemia, protectores de los lugares de culto, a repetidas prohibiciones del juego.
Son magníficas las fiestas convocadas desde la Serenísima para el Gran Duque y heredero al trono de Rusia Paolo Petrowitz, hijo de Pedro III y de la gran Catalina, después Zar con el nombre de Pablo I, que con su mujer llegan a Venecia en enero de 1782.
Pocos años después, la República de S. Marcos desapareció.
Michelangelo Mandich
1600 - 1700 - - rev. 0.1.14