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El siglo dieciseis marca el culmen del esplendor de Venecia. Tras haber superado la crisis de 1509, debido a la guerra de agresión de la Liga Santa, la Serenísima muestra con orgullo la propia fuerza a través de nuevas empresas arquitectónicas y de la deslumbrante aparición de una gran escuela pictórica, que tiene en Giovanni Bellini a su fundador. De él descienden pintores como Giorgione, Ticiano , Lorenzo Lotto. Hacia la mitad del siglo XVI, otros grandes maestros aparecen en la escena veneciana: Tintoretto e Paolo Veronese.
En 1523, es elegido Dux Andrea Gritti que con su “Renovatio Urbis” impone la renovación de la ciudad adoptando un proyecto que le confiere una nueva imagen, una auténtica revolución que tiene como abanderado al arquitecto toscano Iacopo Tatti, llamado el Sansovino.
Los propietarios de los palacios abren sus salones para las “ragunate”, reuniones donde se encuentran artistas, políticos e intelectuales, se toca y se canta, se discute de política y de arte. Tiziano se entretiene con sus amigos en el espléndido jardín de la casa de los Biri, en la orilla de la laguna en S. Cancian donde hoy surgen las fondamenta nove.
Una carta de Priscianese, docto latinista amigo de Tiziano, describe un Ferragosto en la casa del Maestro. Con el estaban presentes Jacopo Sansovino, Pietro Aretino , poeta toscano llamado “el flagelo de los príncipes” y Pietro Nardi, historiador florentino. Aunque el bello jardín estuviese sombreado, por la tarde el sol hacía sentir todavía su fuerza y por tanto los cuatro personajes y Tiziano habían pasado el tiempo contemplando las obras de arte del Maestro dentro de su casa. Desde el ocaso hasta casi medianoche habían sido entretenidos por “miles de góndolas adornadas por bellísimas mujeres y por el sonido de diferentes armonías, que habían alegrado su cena rica de delicados manjares...”.
Tiziano es el auténtico numen del arte veneciano del siglo XVI. En los últimos años de su vida la luz brilla en sus obras, evocación de otros mundos desconocidos que se desvelan en mensajes, transfigurando el mismo sentido de las imágenes...Otro gran protagonista de las doctas conversaciones de las “ragunate”, reuniones, es Andrea Palladio, el arquitecto véneto más genial del siglo XVI. En Venecia las obras del arquitecto de Padua son pocas pero importantes. Los juegos de las formas y de los detalles arquitectónicos en las obras de Palladio son geniales y el uso de la luz y del color extraordinariamente encantador.
La luz desvela con mágica intensidad el interior de la Iglesia de San Giorgio Maggiore, mientras su blanca fachada y la cúpula se armonizan con las aguas de la cuenca de San Marcos.
La fachada del Redentor es suave y encantadora en su leve y blanco mármol, rematada por la gran cúpula flanqueada por dos pequeños campanarios. En 1581, Francesco Sansovino describe Venecia como lugar realmente singular y seguro, donde se puede gozar de una gran paz y tranquilidad. Por esta razón no hay ningún otro puesto al mundo en el que el hombre pueda sentirse más artífice de la propia fortuna y dignidad.
Michelangelo Mandich
1500 - - rev. 0.1.13