La ''Venetia'' marítima a finales de la antigüedad, las rutas y los asentamiento.s

Isla de San Francisco del Desierto - Ribera.

Torcello. La excavación en la nave de la Basílica de Santa María. Reconstrucción.

Cittanova. Densa red de canales construida desde el siglo IV dC.

Torcello, la década de los noventa. La excavación del bautisterio

Torcello 1960-1961.El dinaro de Carlomagno y el dihram árabe del siglo IX

Áreas establecidas y las iglesias en los siglos noveno y décimo. Venecia centro histórico. Las zonas establecidas en la Edad Media
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Áreas establecidas y las iglesias en los siglos noveno y décimo. Venecia centro histórico. Las zonas establecidas en la Edad Media


Arqueología medieval de un gran puerto europeo

Venecia es la indiscutible protagonista de los mercados adriáticos y mediterráneos de época medieval. Los desplazamientos de hombres, mercancías e ideas – desde Oriente hasta Occidente, desde los Alpes hacia las costas de África – dan al puerto, desarrollado alrededor del asentamiento de la isla de Rialto, un papel excepcional: se convierte en el mayor punto de intercambio de gentes y culturas de la Europa mediterránea.

Venecia no es una ciudad de antigua creación – de tradición romana – como muchas otras ciudades de la península italiana, pero es un extraordinario “producto” de la cultura mediterránea y europea de la Alta Edad Media.


Venecia antes de Venecia

Las investigaciones arqueológicas sobre las fases post-clásicas de Venecia y de su territorio, permiten entender las características materiales de los primeros asentamientos sobre las islas lagunares.Venecia como la conocemos hoy, se forma al inicio del siglo IX. Antes, en la edad tardo-antigua, las barene lagunares (terrenos de naturaleza consistente que están casi siempre emergidos, siendo sólo de vez en cuando sumergidos por las aguas) estaban ocupadas por algunos asentamientos de tipo habitativo y productivo, vinculados a la explotación de las lagunas (sal y pesca) y de las tierras al margen de las aguas salobres .

La secuencia arqueológica localizada en las excavaciones de San Francesco del Deserto y de Torcello evidencian un momento de intenso aumento de la población lagunar entre el siglo V y el siglo VI. A pesar de un cierto empeoramiento de las condiciones de accesibilidad a las islas, debido a una crecida del nivel medio del mar y testimoniado por amplios estratos de depósitos aluviales ricos de malacofauna de agua salada (bittium), las excavaciones han sacado a la luz viviendas – casi exclusivamente de madera –protegidas por empalizadas y waterfront de las invasiones marinas. También en San Pietro in Castello-Olivolo (sede episcopal desde el 775-776) y en el área del jardín del actual Casino Municipal se ve con claridad un sistema de viviendas con paredes de madera y cimientos realizados con vigas y ladrillos reutilizados, procedentes de edificios más antiguos de época romana del área peri-lagunar.

Las características de la “cultura material”, descrita por los restos arqueológicos procedentes de estas excavaciones, nos indican un tipo de asentamiento abierto hacia los mercados mediterráneos capaces de testimoniar importaciones cerámicas (vajillas y ánforas) de manera continua desde el siglo IV al siglo VIII.
Con toda probabilidad, la economía de estas comunidades se sostiene fuertemente en la actividad marinera local, que, con embarcaciones propias, garantiza los movimientos por el interior de las lagunas de mercancías y productos en el trayecto de Ravena, sede de la corte imperial, hacia el Norte, a Aquilea e Istria. Las comunidades lagunares, sostenidas por los tribuni maritimorum (Tribunos de los marineros), muestran por lo tanto una marcada propensión a las actividades comerciales, que, junto a las rentas procedentes de la sal, se muestran particularmente activas con inversiones en obras de control y defensa del territorio en una época bastante anterior al traslado de los poderes administrativos y episcopales a Torcello y Olivolo.


El nacimiento de la ciudad: arqueología de un mito

Venecia es un mito. Sus orígenes han sido frecuentemente narrados recurriendo a las “devastadoras” incursiones de los “bárbaros” con la mitificación de la ferocidad de Atila o de los Longobardos. El mito – que entre otras cosas corresponde a la voluntad expresa de propaganda de la cancillería veneciana durante la edad del pleno Medievo – afirma que Venecia nació tras la huida de los prófugos asediados por los invasores en las ciudades romanas de tierra adentro. Los exiliados bizantinos, refugiados en las más seguras islas lagunares, habrían construido la ciudad que hoy conocemos.

Las investigaciones arqueológicas, sin embargo, nos cuentan una historia diferente, todavía más compleja y fascinante.
La historia que es posible leer en la estratificación del subsuelo lagunar y, al mismo tiempo, entre los restos de las ciudades romanas de tierra adentro no nos habla de un brusco cambio, sino de un desarrollo gradual del asentamiento en las lagunas. Es obvio que la nueva disposición política de Venecia, consolidada a partir del siglo VII con la formación del reino longobardo en la llanura padana y la estabilización del área de influencia bizantina en las costas, estimuló y perfeccionó el traslado de las prerrogativas administrativas, culturales y económicas hacia las islas de Rialto.

Las cerámicas, los restos de madera, las monedas, las formas de las poblaciones y de las infraestructuras comerciales nos cuentan cómo las funciones portuarias de las ciudades romanas de tierra adentro fueron transferidas en las islas rodeadas de agua salada. Los puertos-canales de Altino se cubren de arena a partir del final de la edad imperial, pero los contactos con el oriente continúan aunque de diferente manera. Torcello y Cittanova heredan respectivamente la función de emporio de Altino y Oderzo.

Precisamente en Cittanova nace formalmente el primer Dux (Duque) de los venéticos. La investigación arqueológica, por esta parte, ha sacado a la luz los sectores del barrio episcopal, integrados en un complejo régimen y estructuración del territorio lagunar. Una densa red de canales y desagües, realizados a partir del siglo IV d.C. y visibles en conocidas fotos aéreas, son la señal de un saneamiento de amplios sectores lagunares situados en las riberas de un canal navegable .

Durante el Alto Medievo se asomaban al canal las viviendas con atracaderos y muelles de madera. La “fortuna” de los civitatinos va unida a las rentas procedentes de las ingentes propiedades agrarias. La cultura material, sin embargo, acusa ya fuertes contactos con corrientes comerciales adriáticas y mediterráneas.


Torcello, sede del poder eclesiástico en el siglo VII

Al siglo VII le puede ser atribuido el traslado de la sede episcopal de Altino a Torcello. Un famoso epígrafe del 639, por otro lado muy discutido, atestigua un Magister militum sobre cuyas tierras habría sido construida la iglesia. Las excavaciones en la basílica de Santa Maria, sin embargo, sugieren que la construcción del complejo se realizó en una única fase al final del siglo VII – inicio del siglo VIII, bajo la protección de Deusdedit I. Hay que remarcar la considerable intervención financiera, una especie de superávit procedente de la actividad mercantil, empleada para la construcción y la decoración del edificio religioso. Las excavaciones han sacado a la luz la compleja secuencia en el área del bautisterio y de la cuarta nave .

La arqueología nos confirma la presencia de una comunidad estable, más bien rica, alimentada también por la presencia de talleres para la producción de metal y vidrio.
Costantino Porfirogenito en el siglo X define Torcello Emporion Mega (Gran centro de comercio). Entre otros, el hallazgo que mejor describe la vivacidad económica de la isla es el denario de Carlo Magno encontrado junto a un dirham árabe del siglo II de la hégira .

Las lagunas venecianas eran ya entonces lugares de intensos y continuos intercambios – no sólo de mercancías, sino también de ideas – con el Oriente árabe (Alejandría de Egipto) o bizantino (Constantinopla).


Venecia emporio adriático de la Europa mediterránea. Venecia entre bizantinos y carolingios

La arqueología – a través del análisis de las cerámicas – indica que los milites (es decir, los venéticos), estuvieron presentes muy pronto en la escena adriática y mediterránea con una actividad comercial que parece ser desde el inicio de gran interés para los reinos padanos de tierra adentro.

Comercio entonces, pero ¿de qué?

De las reliquias sagradas a los esclavos, de las especias a los tejidos, al aceite, al vino, a la madera, a la piedra, a las armas...productos orientales solicitados en occidente, productos occidentales con mercado en oriente, en una red de intercambios que se hace cada vez más densa, un juego de oferta y demanda que primero lleva a los barcos bizantinos hasta el Alto Adriático, pero que posteriormente encomienda a las flotas, antes genericamente venéticas y después venecianas, el monopolio de estos comercios marítimos. A esto se añade el importantísimo mercado de la sal.

Comercio entonces, pero, ¿para quién?

Respecto a los asentamientos de tierra adentro, los primeros centros lagunares mantienen durante más tiempo un contacto directo con el Imperio Bizantino. De hecho serán bizantinos (al menos nominalmente) por mucho tiempo todavía, y por tanto pertenecen a un área de consumo y de circulación de ciertas mercancías específicas: los productos orientales que van interesando poco a poco también a las élites longobardas y francas.

El papel de Venecia en los siglos IX y X, ya consolidado como centro de comercio en el ámbito mediterráneo y europeo, va unido a la estabilidad de la hegemonía aristocrática del mundo carolingio y, por tanto, a su capacidad de “demanda” en el juego de la economía de la Alta Edad Media.
En Venecia transitan productos de prestigio procedentes y destinados a áreas complejas (el mundo bizantino y el mundo franco).
También es lugar de intercambios regulares e integrados con las vecinas áreas del interior. Este papel probablemente ha sido heredado de la edad inmediatamente precedente.


Una arqueología para Venecia. La valoración del recurso arqueológico del área lagunar

La actividad de investigación del “Insegnamento di Archeologia Medievale” (Enseñanza de Arqueología Medieval - Departamento de Ciencias de la Antigüedad y del Oriente Próximo de la Universidad "Ca’ Foscari") se ha fijado el objetivo de recomponer la historia arqueológica de Venecia a través de una revisión sistemática de los datos de excavación ya conocidos (la intervención de la Superintendencia Arqueológica, las investigaciones de la escuela Polaca y los estudios de otros investigadores italianos y extranjeros). Los conocimientos adquiridos se han recogido en el instrumento analítico GIS (Sistema Informativo Geográfico Territorial) y se han asociado a los datos procedentes de nuevas obras: el objetivo es el de reconstruir la compleja vicisitud arqueológica veneciana.

Tal investigación pretende proveer instrumentos avanzados para la lectura de los documentos arqueológicos, pero quiere ser también una línea de guía bien clara para la valoración de la calidad y cantidad de los recursos arqueológicos venecianos. No es, por tanto, un mapa de los lugares excavados sino un medio para conocer, valorar y decidir .
Es un instrumento que pretende situar la investigación arqueológica lejos de episodios pasajeros y del gusto “anticuario”, con la conciencia de que una arqueología madura es un instrumento autónomo de conocimiento de gentes, culturas y acontecimientos.

El patrimonio arqueológico veneciano es sin lugar a dudas de inestimable valor. No sólo el subsuelo, sino también toda la parte vertical de la ciudad desde el fondo de los canales hasta el alzado de los edificios, representan un documento excepcional de historia y cultura.

La investigación arqueológica veneciana, por tanto, deberá programarse a la altura de la tarea asignada. Lo que no podrá faltar jamás es un proyecto preciso de investigación, análisis, excavación, documentación y restauración, de forma que no se desatiendan los principios básicos de tutela, conocimiento y comprensión.
Estos son los principios indicados en la Carta de la Restauración que, no por casualidad, lleva el nombre de “Carta de Venecia”.

Diego Calaon


400 - 1000 - - rev. 0.1.13

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Venecia y sus lagunas

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