La laguna como era según Estrabón. Tabla de anónimo. Biblioteca Nazionale Marciana.

Mapa de Venecia. Dibujo de Paolino da Venezia de la Chronologia Magna, Biblioteca Nazionale Marciana.

Venecia primordial. Diseño de asientamientos urbanos tomado de un código impreso, Venecia, Biblioteca Marciana. Venecia.

Mapa de una ciudad medieval, Mestre.
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La laguna como era según Estrabón. Tabla de anónimo. Biblioteca Nazionale Marciana.


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Venecia primordial. Diseño de asientamientos urbanos tomado de un código impreso, Venecia, Biblioteca Marciana. Venecia.


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Mapa de una ciudad medieval, Mestre.


La formaciòn urbanística

Para comprender totalmente el significado urbanístico de Venecia, es necesario tener antes de nada una clara idea del papel fundamental que ha jugado el lugar para determinar el proceso de formación de la ciudad. El lugar es el de la laguna.

Independientemente de lo que pudo haber sido en un tiempo anterior (un terreno agrícola parcelado y después repentinamente sumergido alrededor de los siglos IV y V , como algunas hipótesis recientes creen probable, o una vasta región invadida por el agua como tradicionalmente se la ha considerado) queda el hecho de que cuando Venecia empieza a tomar forma (es decir hacia el siglo VII), la laguna es una extensa trámite entre el mar y la tierra firme, donde convergen los cursos de agua de la llanura que, entrando en ella, se convierten en canales; de aquí llegan al mar a través de las bocas abiertas en los cordones de las dunas más exteriores.

La laguna es por tanto un ambiente caracterizado por una marcada jerarquía, definida por surcos a lo largo de los que se alterna el flujo saliente de los ríos y el ímpetu entrante de la marea. Una jerarquía que es determinante también a la hora de situarse los primeros asentamientos, ya que Venecia se forma justo a caballo de uno de los mayores surcos (que se convertirá después en el Canal Grande ).
Por tanto podríamos considerarla también como una ciudad de río, cuyos flujos corren sin embargo entre riberas líquidas más que entre los secos relieves de la tierra firme.

La formación urbanística de Venecia sigue, por tanto, un modelo singular, bien distinto del común a todas las ciudades de tierra firme donde, en general, el crecimiento se da a partir de un núcleo central. Desde los orígenes Venecia se desarrolla, al contrario, a partir de un conjunto de núcleos, construidos precariamente sobre las primeras indefinidas tierras insulares apenas emergentes del conjunto de la laguna y por tanto separadas entre ellas por canales y por amplias superficies acuáticas . Estos pequeños núcleos iniciales, mucho menos extensos en su conjunto que la superficie del agua que los separaban, se disponen espacialmente ocupando un ámbito que corresponde aproximadamente al de la Venecia actual, al menos en sentido longitudinal (da fe el hecho de que dos de las iglesias más antiguas – S.Nicolò dei Mendicoli, originaria del siglo VII y S.Pietro di Castello, originaria del siglo XI – están colocadas respectivamente al margen oriental y occidental de la ciudad moderna).

Un ambiente tan inusitado es determinante para la fortuna de la ciudad, por el hecho de haberse desarrollado en un lugar poco apetecible, sin preexistencias urbanas y por tanto extraño a las ásperas contiendas de la Alta Edad Media que en otras partes llevaban a la reiterada destrucción de las ciudades vecinas de tierra firme. Venecia crece por la sabia y progresiva valoración de una condición ambienta anómala, aprovechando sus ventajas: facilidad para la defensa y oportunidad de desarrollo de su condición portuaria, voluntario y consciente aislamiento respecto a las dos potencias territoriales de Oriente y Occidente, a favor de una apertura hacia el mar.
La ciudad se constituye al principio por un conjunto de islas habitadas precariamente, bien separadas las unas de las otras, aunque no tanto de no poderse identificar en su conjunto como una concentración habitada en el vasto archipiélago de tierras aflorantes. Además no es la única, ya que numerosos núcleos monásticos se estaban formando contemporáneamente en la laguna junto a otros asentamientos menores (algunos que quedan todavía, como Torcello y Burano, y otros que han desaparecido, como Costanziaca y Ammiana); todos, por otro lado, situados como la naciente Venecia, a caballo entre los mayores ríos-canales entre tierra firme y el mar.

La ciudad originaria está compuesta por numerosas células urbanísticas elementales, cada una de las cuales se dota poco a poco de espacios e infraestructuras esenciales, como son la plaza y la iglesia, donde convergen las primitivas comunidades (lo atestigua la densa distribución de las iglesias venecianas y la permanencia, en la organización de la vida ciudadana, de la parroquia como factor de identificación urbanística y social).

A diferencia de las ciudades medievales de tierra firme, donde la plaza y la iglesia se encuentran en el baricentro físico, en la convergencia de las calles más importantes y desde aquí el organismo urbano se expande hacia el exterior, en Venecia hay más baricentros que asumen una relativa autonomía e identidad propia. La ciudad se forma a partir de estas unidades con un proceso caracterizado por una sucesiva mayor densidad del tejido edificado y urbanístico, que parte del área de Rivoalto y sucesivamente se extiende a todo el conjunto habitado, con una consiguiente contracción de los espacios acuáticos entre las diferentes islas, hasta reducirse a los de los actuales canales.

La densificación urbanística se da en un tiempo relativamente breve y lleva a la formación de un entramado caracterizado por una gran homogeneidad, donde las únicas estrías las constituyen los espacios ocupados por las plazuelas, que de todas formas no contradicen esta especie de isotropía que se para sólo donde la ciudad termina, es decir, a lo largo de los bordes de la laguna.
El tejido urbanístico de Venecia queda de todas maneras diferenciado: se tenga en cuenta, a tal propósito, el progresivo enriquecimiento (edificios prestigiosos y de funciones preciadas) que se da a lo largo de los bordes de las ínsulas que se asoman al espacio más marcadamente urbano, es decir, el Canal Grande, en su fluir hacia el interior de la ciudad a partir del epicentro constituido por la cuenca de San Marcos.

A pesar de esta singularidad en la formación urbanística, la ciudad resulta todavía hoy muy bien caracterizada por las soluciones arquitectónicas repetitivas y por los recursos tecnológicos adoptados para hacer frente a los problemas planteados por la particular naturaleza del ambiente sobre el que se ha formado; además de por haber debido adaptarse ya desde el inicio al respeto de las reglas urbanísticas que en otras circunstancias no se habrían convertido en necesarias.

En Venecia, de hecho, quizá más que en ninguna otra ciudad del mundo, la relación entre pasado y presente, entre su formación histórica y lo que es hoy, habla a través de testimonios elocuentes, aún reconocibles en su actual estructura. Venecia es hoy lo que era en el origen y también al mismo tiempo todo lo contrario. Aclaremos la paradoja: la ciudad se construye, como se ha dicho, en un tiempo relativamente concentrado: nace al final del primer milenio y en el siglo XIII dispone ya de todas las estructuras, campi e iglesias, canales y calles, edificios y viviendas, palacios y fónteghi. Después no crece más a excepción de algunos colmata periféricos y, obviamente, por las intervenciones más recientes; pero de varias veces se transforma toda y no hay edificio, iglesia o palacio que no sea hoy el resultado de las transformaciones que se han sucedido en el tiempo.


Franco Mancuso

400 - 1000 - - rev. 0.1.18

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Venecia y sus lagunas

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