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La populosa isla de Burano, al norte de la laguna, tiene el pintoresco aspecto de un típico centro de pescadores, con sus pequeñas casas de colores, su campanil inclinado y la iglesia de San Martino, en la que se puede admirar una obra de Giambattista Tiepolo.
En el siglo XVI, la isla de Burano era famosa en Europa por sus encajes, trabajados con aguja de coser. Como mercancía de exportación eran tan importantes como el vidrio de Murano, contribuyendo de manera significativa al auge económico de Venecia. En el siglo XVIII, la llegada al mercado de la competencia extranjera, en particular de los encajes franceses, que eran más baratos, condujo a un neto descenso de la producción y a la crisis de la industria buranesa. El arte del encaje no fue retomado hasta la segunda mitad del siglo XIX, cuando fueron instituidos, en 1872, una escuela y un taller todavía hoy en funcionamiento. La Escuela del Encaje (Scuola dei Merletti), altamente profesional, nació por la necesidad de encontrar nuevas formas de ingresos y de renovar las grandes tradiciones locales. El original encaje de Burano todavía se realiza a mano y es tan caro como apreciado: las costosas piezas requieren semanas de meticuloso trabajo para las encajeras buranesas.
Al lado de la escuela se halla el museo, en el que se encuentran expuestos elegantes encajes y puntillas de diversa factura y de distintas épocas.
400 - 1000 - ISOLE - rev. 0.1.9