El nombre de la iglesia es una típica contracción veneciana que deriva de los nombres de Ermagora y Fortunato, los dos mártires de Aquilea a los que ésta está consagrada. Según una antigua creencia, la iglesia fue fundada entre los siglos IX y X por los prófugos del continente, que huían de los longobardos hacia una pequeña isla llamada Lemeneo. A mediados del siglo XII, y después de que un incendio y un terremoto lo destruyeran, el templo fue reconstruido según los esquemas de la época. La iglesia se presenta hoy con una fachada de ladrillo que se asoma al homónimo Campo San Marcuola. Dicha fachada, que
Giorgio Massari restauró en el siglo XVIII, quedó inconclusa como sucedió con muchas otras iglesias venecianas. El interior resulta compacto y unitario gracias a la disposición simétrica de ocho altares a lo largo de la nave única. En los altares, de estilo
barroco, abundan las esculturas de Giovanni Maria Morlaiter (autor del altar mayor de la Iglesia de la Salute). Entre las pinturas destaca una Última cena (1747), obra de un joven
Tintoretto pero que ya anticipa la madurez artística del maestro.