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Venecia ha sido uno de los primeros centros de producción de alfarería en Italia: las vajillas decoradas más antiguas se remontan a la primera mitad de 1200, pero diferentes investigaciones arqueológicas, gracias al descubrimiento de hallazgos valiosos, datan la aparición de la alfarería en la laguna veneciana al siglo VI d.C.
En 1301, los alfareros venecianos eran ya tan numerosos que constituían una Corporazione e instituían el Capitolare dell'arte de los "Scutelarii de piera". Más tarde en época renacentista, los Scutelari toman el nombre de “Bochaleri” (Jarreros), aunque si por una cierta tradición retórica pasarán a la historia como los “Vasai del Leone” (Alfareros del León).
Los talleres de la antigua actividad artesanal se concentraban en la zona de San Polo y San Barnaba, como atestigua el hallazgo de los restos de un horno. Las primeras vajillas venecianas cubiertas por una capa vítrea derivan de dos diferentes tradiciones, que se remontan a la bizantina de la alfarería grabada y a la islámica de la loza. La alfarería entre los siglos XIII y XIV se caracterizaba por las decoraciones geométricas de tipo vegetal, pintadas o grabadas. Al final del siglo XIV, en Venecia se difundieron nuevas formas y diseños como palmas, rombos y aves, preludio del estilo más refinado que, a la mitad del siglo XV, llevó a una producción con diseños de figuras humanas sobre objetos, sobretodo vasijas, destinados a regalos de noviazgo o de bodas. Desde el siglo XV hasta el siglo XVII fue muy difundida también la llamada alfarería grabada conventual, decorada con los símbolos introducidos por San Bernardino. En el siglo XVI se ponen de moda los platos decorados con escritas en dialecto de los manjares locales y el género decorado con paisajes inspirados en incisiones que representan ruinas romanas, muy difundidas en el Véneto del siglo XVI.
Por lo que se refiere a la tradición de la loza, abandonada durante todo el siglo XV, el traslado a Venecia de las maestrías de la región de Las Marcas y de Faenza conllevó el resurgir de la producción esmaltada. Florecen muchos talleres dirigidos por auténticos artistas, de las que salen “platos de desfile” y apreciados servicios en loza historiada expuestos hoy en los museos de toda Europa. El género más difundido fue la “loza beretina”, importada por los fabricantes de loza de Faenza durante el siglo XVI, recubierta de esmalte gris azulado, utilizado tanto en vasijas para farmacia como en vajillas de uso común.
Desde inicios del siglo XVII, la producción de la alfarería en Venecia fue bajando hasta alcanzar su mayor crisis durante el siglo XVIII, a pesar del coraje de algunos empresarios venecianos, que importando el caolín del Norte de Europa, introdujeron en Italia el arte de la porcelana. La causa principal de la crisis, además del declino cualitativo, fue la liberalización del comercio de los productos estatales, que llevó a la supresión de la corporación de los Boccaleri en 1806: es suficiente saber que en 1773, ya en periodo de crisis, el oficio se practicaba en treinta y un talleres, pero sólo veinte años más tarde en Venecia habían quedado únicamente dos alfareros activos.
1100 - 1200 - - rev. 0.1.14