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Georg Friedrich Händel (Halle en Sajonia 1685 - Londres 1759), fue uno de los máximos compositores del siglo XVIII. Auténtico talento musical, con sólo 17 años se convirtió en primer organista en la orquesta de la catedral de Brandeburgo. En 1703, especializado en violín, se trasladó a Hamburgo, donde en 1705 presentó Almira, su primera ópera. En 1706 salió hacia Italia en un viaje que durará tres años y que lo llevará a Venecia, Florencia, Roma y Nápoles. De estos años son algunas cantatas, influenciadas por el contacto con artistas de la Academia de la Arcadia , a las que seguirá una larga actividad operística de 30 años, durante la que producirá 32 óperas. Entre ellas, en 1709, escribió Agrippina, un drama para música en tres actos con libreto de Vincenzo Grimani. La primera representación se tuvo en el Teatro San Giovanni Grisostomo de Venecia el 26 de diciembre de 1709: fue un triunfo, la consagración de Händel como operista de valor excelso. En el teatro veneciano más prestigioso de la época, se hicieron seis semanas de réplicas entre el entusiasmo de los Venecianos, al grito de “Viva el querido Sajón”, convertido después en proverbial.
Pasado el éxito veneciano, en 1713, Händel se trasladó a Londres, donde permaneció por el resto de su vida. Allí se le nombró jefe de la Academia Real y representó con éxito óperas y ballets en el Covent Gerden y en el King’s Theatre. Desde 1741 se dedicó a las composiciones sacras. Sobre todo a los oratorios como Israel in Egypt y Messiah, que se convertirán en una referencia obligada para la futura música sinfónico-coral. En el siglo XIX, los mismos Beethoven y Brahms no permanecerán insensibles a ciertos dictámenes de Händel, de la vigorosa dramaturgia a la incisiva escritura instrumental y polifónico-vocal, de la capacidad de plasmar y hacer al coro protagonista a la facilidad de pasar de majestuosas páginas musicales a las más seducientes y dulces pastorales.
1600 - 1700 - - rev. 0.1.8