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Para la vida y la sociedad veneciana el artesanado ha tenido una importancia fundamental. En Venecia los artesanos se reunían en Corporaciones, entre las que se distinguían la orfebrería y la platería. La habilidad de los artesanos orfebres venecianos nacía de las largas prácticas que debían realizar, para garantizar una alta preparación profesional y así responder a las exigencias de las refinadas personas que encargaban los trabajos. Tras un período como mozo de dos o tres años de duración, el joven se convertía en trabajador, y después de algún año tras superar una prueba técnica, se le nombraba maestro jefe con la posibilidad de hacerse independiente. La Escuela o Gremio de los Oresi (Orfebres), se desarrolló a partir del siglo XIII hasta el final del siglo XVIII, con una gran cantidad de talleres capaces de crear joyas y platas de valor, apreciadas y vendidas por toda Europa.
En 1773 en Venecia, con casi el doble de población de la actual, los orfebres y joyeros eran 415, los tiraoro y battioro 476, los diamanteri da tenero 75 y aquellos da duro 26. Los números evidencian la prosperidad de este Gremio, que contrastaba con la de otras corporaciones como la de los carpinteros que eran 1924 y la de los libreros e impresores en número de 828.
Los artesanos del sector formaban parte de una estructura de categoría seria y eficiente, dotada de reglas férreas, reunidas en un Índice que se remonta a 1233, uno entre los más antiguos de los gremios venecianos al que todos los artesanos debían obedecer. El severo índice o mariegola, como se le llamaba en veneciano, preveía severos controles y hacía obligatorio el sello con el símbolo del león de San Marcos y las iniciales de los massari encargados del control.
En Venecia los “Oresi Zogieleri”, orfebres y joyeros, se concentraban alrededor de Rialto, en la "Ruga dei Oresi (Rúa de los Orfebres), pero a diferencia de los hornos para el vidrio, relegados todos en Murano, los talleres de orfebrería gozaban de mayor libertad para trasladarse a otras partes. De esta manera, muchos talleres se abrieron también fuera de Venecia. En Padua y en Vicenza se desarrolló un válido artesanado del sector y todavía hoy Vicenza se considera una sede importante en la elaboración del oro entre las ciudades italianas y europeas.
De los objetos de uso civil en oro y plata se producía de todo, de la vajillas a las jarras, de los tocadores a los candelabros, hasta la cubertería (refinadísima la veneciana, también en porcelana, al mismo nivel de la francesa). En la joyería (la más célebre de las fábricas y talleres de orfebrería era la manufactura Manin) se consideraban como creaciones típicas las joyas de filigrana de oro y de plata, con esmalte o en cristal de roca. Venecia fue también la primera ciudad en Europa que se dedicó a la elaboración y al comercio de diamantes. Con la caída de la República, el gran patrimonio orfebre veneciano se dispersó en buena parte.
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